Ayer finalizó la semana grande de cinco días de baloncesto más o menos ininterrumpido. Con la disputa de la tercera y cuarta jornada poco a poco nos acercamos al momento justo para hacer las primeras valoraciones de la temporada. Cada partido no se decide hasta el último minuto, y más en esta última jornada donde pudimos disfrutar de varios choques dignos de la fase final de Copa del Rey o de Play off para el título. Un Gran Canaria frente al TAU, un Estudiantes contra el Barça, Akasvayu Girona contra el Unicaja de Málaga, un Pamesa frente al Etosa, Caja San Fernando frente al Real Madrid, o un Lagun Aro Bilbao frente al Alta Gestión Fuenlabrada. Choques muy igualados pero que delatan el buen hacer de ciertos equipos y el exceso de frivolidades de otros.
El partido que abrió la cuarta jornada fue el Estudiantes frente al Barça disputado en una maravilla de pabellón, El Palacio de los Deportes, donde asistieron ni más ni menos que 13.000 personas. Un ejemplo de pabellón majestuoso del cual deberían tomar ejemplo equipos que aspiran a crecer, Barça y Madrid por necesidad logística y Akasvayu por la necesidad imperiosa de convertirse en equipo grande. Si se consigue que estos tres equipos dispongan de instalaciones tan majestuosas, la liga ACB puede convertirse tras la NBA en la competición que dispone de mayor afluencia y mayor capacidad de sus recintos. Un salto cualitativo que no pueden ni presumir en Italia, Grecia o Turquia.
El partido fue el más completo de ambos conjuntos. La primera parte que jugó el Barça ha sido la mejor que le recuerdo desde que Ivanovic está al frente del equipo. Sin exagerar. Un equipo inteligente, con mobilidad, con los pivotes ayudando con los bloqueos y un Basile que recordaba al que maravilló en Indianápolis o Atenas con la azzurra. No por los triples, que transformó 4, sino por la mobilidad, por como buscaba los espacios, por su sacrificio defensivo. Basile en definitiva se ha agilizado y es una buena noticia. El italiano por su sacrificio mejora al genial Navarro. El talento de Navarro frente a la praxis de Basile.
Lakovic sometía al Estudiantes, que atónito no sabía como parar el rodillo de Ivanovic, hasta que apareció una vez más el maestro del equipo, Pedro Martínez, que en la charla del descanso obligó a McDonald, Iturbe, Pancho Jasen y a Nikolic hacer un todos contra Marconato. El tapón del coladero. Cargarlo de faltas personales para obligar a Ivanovic a hacer dos cosas, primero poner a Kasun que volvió a establecer otro récord, 5 minutos en pista, 3 faltas personales. De disponer de un tapón precintado a base de silicona como era Marconato pasamos a una simple esponja que absorvió durante cinco minutos la tromba que le iba a venir encima al Barça. El rodillo se había quedado sin pintura.
Ivanovic visto lo visto, jugó sin un cinco en la pintura. Decidió apostar por Kakiouzis y por Fran Vázquez en el poste bajo cuando ni uno ni otro no destacan por esas cualidades. Sino más bien lo contrario. El resultado es que los hombres de la pintura hicieron en total ¡62 puntos! , 46 en la segunda parte frente a los 33 del Barça, y lo peor 23 rebotes frente a los 13 de los pivotes del Barça.
El Barça, al igual que Unicaja y Pamesa está pagando carísima la frivolidad de sus entrenadores, Scariolo y Casas disponen de plantillas excelentes pero disponen de piezas que no les valen, inútiles frente a las necesidades del equipo. Se les fue el inteligente de Garbajosa y ficharon al torpe de Gulyas, al inconsciente de Lorbek y dan cancha al Digbeu joven de la canasta, Pietrus, es decir, un jugador de mates y espectáculo estéril, cuando Unicaja necesita contundencia y colocación. Lo mismo ocurre con Pamesa, cambian de cromos que ya funcionaban como Dikoudis por Milojevic y continuan con la mediocridad del perímetro de antaño, esta vez con Ruben Douglas y Steffanson. Las decisiones tienen el riesgo de convertirse en errores pero las ya tomadas se podrían catalogar de lo frívolo rozando lo temerario.
El Barça, bien por Savic o bien por Dusko Ivanovic, repite los errores de la pasada temporada. Cambiamos a Williams, que funcionaba, por un Lakovic que también funciona pero es más caro y no está aclimatado, se cambia a Fucka que con minutos y/o confianza funciona y campeonísimo de todo por un Kasun más caro, torpe e inexperto. Cambiamos a Victor Sada por un Ukic que ni es base ni es escolta, un poco de todo pero nada de nada. Al Barça de la temporada pasada le faltaban añadirle piezas y perfiles, no disponer las mismas piezas y quedarnos con menos perfiles. De hecho el único que funciona es Fran Vázquez pero porque mejorar el rendimiento y perfil de Marc Gasol no es precisamente una quimera.
Es ahí donde entra la responsabilidad de Savic. La de Dusko ya está cuestionada desde hace un mes, precisamente porque son cuatro derrotas en seis partidos oficiales, muchísimas para un equipo de élite. Para poner un símil, si el Barça o el Madrid de fútbol pierde cuatro partidos de seis sonarían los tambores de guerra. Se hablaría de crisis, de ceses y de responsabilidades. La situación no es grave pero si preocupa. Por unos motivos u otros, el Barça no sólo no es mejor sino que es mucho más vulnerable que con Joan Montes o SuperManolo en el banquillo.
El Unicaja, el otro equipo cuyas decisiones se han visto cuestionadas en este inicio de temporada, también dispone de un coladero en la zona. Para que Marc Gasol anote 15 puntos y capture 6 rebotes es que algo va mal. Se centraron en secar a Bagaric, a German Gabriel y a Fucka, pero se olvidaron de marcar al hermanísimo. No obstante se enfrentaban a un equipo con tres jugadores que miden más de 2.15, Fucka, Gasol y Bagaric, y uno que roza los 7 pies, German Gabriel. No obstante el Unicaja consciente de su inferioridad se plantó primero con hombres bajors y rápidos en la penetración, como Pepe Sánchez, Welsch, Berni Rodriguez, Vassilieadis, Carlos Jimenez y Pietrus, pero el partido mejoró cuando Scariolo decidió plantar el bosque de arboles en Fontajau con Lorbek, Jimenez y De Miguel. Pero es que los árboles de Pesic rozan lo furtivo, porque inmediatamente puso en pista a Bagaric, Fucka y German Gabriel y mientras todos se estorbaban Marinovic, San Emeterio y McDonald hacían lo suyo. Velocidad y contragolpe. Entre los chopos de Unicaja y los cipreses de Pesic, la albañileria de Pesic se impuso a los hombres de Scariolo.
El otro equipo decepcionante en la competición es el Pamesa. Ayer ganó, hubo indicios de mejoría pero las mismas carencias de antaño. Mejoraron por el rendimiento del que siempre se borra, Avdalovic y el que juega sólo para la estadística como Milojevic. Si a esto añadimos la fuerza bruta y primitiva del panameño Garcés, el equipo va a más. Anularon a Larry Lewis y a su remedio Chuck Kornegay, mientras que dejaron participar a Bruno Sundov y a Lucio Angulo que parece revivir una segunda juventud. No obstante perdieron por disponer de menor calidad competitiva que el Pamesa. Sin más. El Pamesa demostró ser mejor equipo aunque hay que valorarlo en su justa medida. El baloncesto como juego de equipo no se puede ganar nunca con sólo tres jugadores de doce. Siguen irregulares Timinskas, Douglas y Steffanson, mientras que Oliver participó poco. Deben colaborar más, y Casas debe rotar mejor. Vale que jugar con Milojevic es jugar con un jugador de más, puesto que anota defiende, rebotea y reparte asistencias.Pero el baloncesto es otra cosa. Eso si, es de reconocer que sus números son espectaculares, 25 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias, 2 balones robados, 2 tapones y lo mejor de todo, provocó 10 faltas y sólo le pitaron dos en contra. Igualito que Kasun vamos.
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