Se busca líder. Razón el Palau

Una leve mejoría en una derrota similar. El Barça, quizás motivado por su público o por la victoria ante los Sixers, dio muestras de mejoría en el partido de ayer. Se cerraron espacios, hubo mejoría en la colocación de las piezas, e incluso el juego interior dió muestras de progreso ante otros partidos. El rival de ayer, el Gran Canaria, fue un rival duro, correoso, bien plantado y sobretodo algo muy importante en el baloncesto. Una idea de baloncesto. Puede gustar o no su apuesta, pero cada uno de los jugadores que salen a la pista creyendo lo que transmite el entrenador y lo mejor de todo, asumir como propia la idea de juego. Una idea sencilla, cerrados en zona y un rápido contragolpe. A nadie le ha sorprendido, ni mucho menos a mí, puesto que un servidor lleva días alertando del partido de ayer y del partido del miércoles. Gran Canaria y Pamesa son duros rivales. Pero se deben ganar.

Es cierto que todos los rivales están todavía en una fase de crecimiento continuado. Hay rivales que mejoran gracias a la victoria, como el TAU, Akasvayu, Gran Canaria y el Real Madrid, hay otros que lo hacen a través del duro revés de las derrotas, como Unicaja, Pamesa y el Barça. Esto no ha hecho nada más empezar y seguramente los hasta hoy con el casillero de victorias a cero mejorarán en noviembre, hay peores equipos que los últimos citados y por presupuesto y por lógica deportiva, que a veces la hay, estarán en el Martín Carpena para la Copa del Rey.

Los problemas del Barça son conocidos, y además difíciles de solucionar. Una victoria espejismo contra los Sixers no sirve para superar las dificultades sino para negar la realidad. El Barça hace del individualismo como motor del equipo, y en un juego colectivo como el baloncesto no se puede permitir, aunque se ensalcen semanalmente las estadísticas de los jugadores. Han habido cambios que permiten deducir un trabajo táctico en esta semana. Una mejoría en la concesión de faltas personales y de lanzamientos a canasta. Una tarea muy complicada respecto al rival al que se medían, Savané y Kornel David, una de las mejores parejas en la pintura que podemos encontrar en la ACB, a falta de que Fran Vázquez y Kasun sepan que camiseta visten y se pongan rápidamente las pilas. Señalo estos dos jugadores, porque siendo los fichajes más importantes de esta temporada no se pueden permitir que hagan mejor e imprescindible a Marconato. Bajo ningún concepto. Ambos jugaron unos 10 minutos y fueron capaces que cometer 4 faltas personales cada uno. Imperdonable, puesto que lo que antes podría definirse como mala suerte, la semana pasada se convirtió en casualidad mientras que ayer ambas actuaciones se instalan en la tradición o en lo previsible. En especial la actuación del gallego.

Aún así el Barça defensivamente mejoró, siempre dentro de lo relativo, ya que contra el Etosa hubo indicios de mejoría al dejarlos en 57 puntos. No obstante el Barça sigue atascado en la faceta ofensiva en parte por la dirección. Si en el partido de Alicante fue Basile quién contribuyó con acierto en la dirección del equipo alternándose o acompañando a Lakovic. Ayer se alejó esta posibilidad cediendo Dusko el mando a Ukic junto al esloveno, quien, visto lo visto, su actuación mejoró cuando el entrenador le situó de escolta. O bien se ficha un base o el Barça tendrá Basile acompañar al esloveno en la dirección, lo que no significa ningún sacrilegio. Pesic juega muchas veces con dos bases natos en la pista, Marinovic y Mcdonald y ya en su temporada en el Palau Bodiroga (un alero que hacía de base) y Jasikevicius se repartían el mando del juego. El CSKA por ejemplo se coronó en Praga con dos bases en pista, Holden y Papaloukas. No deben ser dos bases cualquiera. Uno debe ejercer de director y otro base debe ejercer de líder en la pista. El director, Lakovic, lo tenemos, pero... ¿y el líder?

La carencia de líder es evidente en el Barça. Ayer Navarro demostró que en la pista no habla con la misma contundencia como cuando hay un microfono enfrente, o un rival NBA para autopromocionarse. Navarro está a años luz del mando que asumió Pau Gasol y que heredaron Bodiroga y Jasikevicius, un mando que debió por circunstancias del guión asumir Shammond Williams, puesto que el americano pese a sus defectos, tenía una virtud. Shammond no se borraba. Y Navarro lo hace constantemente. Ayer pese a forzar siete faltas personales y anotar 14 puntos, sus actuaciones se instalan en la indiferencia. Cuando un líder nos acostumbra a lo contrario. A un líder se le exige la canasta decisiva, e incluso fallarla, no se le exigen lanzamientos estériles para redecorar una estadística. Un líder es capaz de encararse a la crítica, nunca debe tener miedo y huir de ella.

El Barça de basket seguirá perdiendo partidos hasta que Lakovic no asuma el liderazgo del equipo. Junto a Basile. El incluir al italiano no supone una contradicción sino fruto de la necesidad de la veteranía que no transmite Navarro. Unido a la valentía de intentar lanzamientos decisivos. Pueden entrar o no, pero un lider por tendencia natural decide situarse en el ojo de la crítica si para ello beneficia al equipo. Para los nostálgicos, el Barça de los ochenta disfrutaba también de dos líderes que se complementaban a la perfección, Solozabal y Epi. Dos jugadores que no ambicionaban más que hacer más grande al equipo que lideraban. No ambicionaban arrinconar a su equipo para ganar más notoriedad. Y el Palau aún pasando catorce años los mitifica. De líderes se convirtieron en leyendas y muertas las leyendas se convierten en mitos. Navarro es por ello que no dispondrá del reconocimiento unánime. Los homenajes no se piden, se ganan, y el canterano con su actitud puede provocar la división y rechazo de la grada. Si Ivanovic es valiente debe prescindir de Navarro, aún a costa de perder contra el Pamesa, el Pau, la Benetton o el Estudiantes. De hecho, si Navarro no tiene minutos, dudo muchísimo que un equipo NBA se fije en él, por lo que no se quién tiene más a perder, ¿Navarro o el Barça?.