El Barça aprovecha el suicidio táctico del Pamesa

Y a la tercera llegó la vencida. El Barça estrenó el casillero de victorias frente a un rival de entidad que se encuentra en pleno rodaje. Tres cosas a destacar, el liderazgo de Lakovic, la lesión de Navarro y la buena imagen dada por el equipo. Si bien el partido frente al Gran Canaria fue una demostración de las imposibilidades generadas por el baloncesto individualista, ayer frente al Pamesa, si bien se tuvieron las lógicas lagunas que le distan aún de un rodillo, se destacó la solidaridad del juego en equipo.

La victoria es muy importante. En primer lugar para despejar las dudas generadas, aun no disipadas todavía. El equipo con el mayor presupuesto del baloncesto europeo sería de hazmerreir si se hubiera instalado con un parcial de tres derrotas nada más comenzar la competición. Y con dos partidos en casa. En segundo lugar, la victoria de ayer viene a significar la consolidación del cambio. Ayer los cuatro fichajes dieron la imagen que se espera de ellos, Lakovic dirección e inteligencia en el juego, de Fran Vázquez que se convierta en el desatascador que desatasca las zonas a partir de movimientos, y de Kasun la contundencia y convertirse en el relevo generacional de Marconato. Me dejo a Ukic que a partir de la lesión de Navarro tendrá sus minutos de escolta y sus minutos para aprender y reemplazar al mejor base de Europa. A parte quedará el juego esteticista que tanto gusta en la grada cuando el marcador sopla a favor. En tercer lugar, y muy importante, se demuestra que el equipo no sólo sabe ganar sin Navarro, sino que es capaz de hacer el mejor partido de toda la temporada. Sin grandes alardes pero siendo efectista principalmente.

El Pamesa bien es cierto que es un equipo aún por trabajar, y sobretodo debe demostrar una mejoría. Disponen de una buena plantilla, pero un tanto irregular en el perímetro. Ni Ruben Douglas ni Steffanson son precisamente jugadores que destaquen en el rendimiento continuado. Dependen en exceso de su lanzamiento y sobretodo de la confianza o no que se desprende de ello. Son básicamente tiradores. Alejándose del concepto multifuncional que deben ofrecer los hombres del perímetro. Un escolta debe desatascar zonas, pero si el lanzamiento es constantemente errado, deben justificar su presencia en pista realizando otras funciones. Como la defensiva. Ayer ni Douglas ni Steffanson estuvieron acertados en el tiro, Steffanson 0 de 6 en lanzamientos de dos y Douglas un triste 1 de 9 en lanzamiento exterior. Y un equipo en ACB no se puede permitir depender del exceso de confianza que puedan tener sus hombres del perímetro. Deben trabajar más en equipo.

El ejemplo es Basile. Un jugador que depende del lanzamiento para optimizar su rendimiento en el partido. Pues en 27 minutos ha bailó con Douglas, Steffanson y a ratos con Timinskas. A los tres defensivamente les negó la posibilidad de participar en el partido y sobretodo de anotar. El italiano no estuvo brillante en ataque, pero es imprescindible en defensa. De ahí que jugara 27 minutos a pesar de sus pobres parciales ofensivos. El italiano trabaja, o mejor dicho, Ivanovic le está obligando a trabajar.

Apunté en la previa de la jornada que el partido se decantaría por los hombres de reemplazo y por quién mejor desnude los defectos del contrario. El Pamesa, pese a su discreta actuación sigue demostrando que el Barça en la zona continúa siendo un coladero de rebotes y de faltas personales. Pese a que Fran Vázquez, Marconato y Kasun acabaron el partido, los tres acabaron con cuatro faltas cada uno. Los tres cogieron en total nueve rebotes mientras que sólo Garcés capturó 11, 8 de ellos ofensivos. Y mañana frente al Estudiantes dispondremos de jugadores de una excelente mobilidad, Iturbe, McDonald y Jasen garantizan el dinamismo en la pintura. Y cuanto más dinamismo mayor carga de faltas para Marconato y Kasun.

No obstante, el Pamesa no perdió por culpa de la estadística. Sino por su principal defecto. Avdalovic. Pese a ser un notable director de juego, su estrella se apaga en los momentos trascendentales. No es de recibo que el base suplente, Oliver, asuma el chaparrón jugando la mayor parte del partido. El serbio se apaga cuando le da la gana. Y un equipo que ha sido construido a partir de él no lo merece. Es cierto que ayer tuvo a Lakovic en frente, pero no es de recibo que cometa cuatro faltas en menos de quince minutos. Si a esto le añadimos la telaraña de Ivanovic para inmobilizar a Milojevic,4 puntos, nos encontramos que en pleno chaparrón los valencianos estaban en pista con Oliver ,6 puntos, Ruben Douglas, 7, Timinskas,7, Mujezinovic, 4, sólo salvados por Garcés que aprovechaba la telaraña al pivot serbio para anotar 21 puntos. Avdalovic borrado y Milojevic atrapado, y sólo perdieron de 25.

Ahora bien, si el Pamesa no perdió por culpa de la estadística, el Barça no ganó ayer por su eficiencia defensiva. Sino más bien al contrario. El Barça sigue siendo lo mismo que frente al Gran Canaria. Ayer ganó a un equipo muy similar al suyo. Anarquía táctica más cercana al suicidio. Es decir, el Pamesa perdió por un exceso de baloncesto romanticista. Es decir, actuaciones individuales, tiros imposibles y sólo uno, Garcés, tuvo una actitud decente. Pero lo que es pragmático en el baloncesto, defensa zonal, presión y bloqueos en el Pamesa no lo pudimos ver. No nos engañemos, si Fran Vázquez y Kasun anotaron 31 puntos, con canastas más o menos visuales, fue precisamente por la nulidad defensiva de los valencianos. No se les vió ninguna zona y lo que no puedes hacer frente al Barça. Dar espacios. Y el Barça con un metro más te aniquila y te gana de 25. Por ser romántico.

El Barça hizo un partido interesante defensivamente. Pero esta victoria sirve sólo y simplemente para crecer como conjunto y consolidar el cambio. Nada más. Fueron tantos errores contabilizados al contrario que empañan considerablemente la victoria de ayer. El Estudiantes será una buena piedra de toque. Habrá que esperar para comprobar si el Barça aspira a la irregularidad o a la excelencia que en verano le pertocaba.