La delgada línea entre el éxito y el fracaso.
Este sí es el partido del miedo. España ha llegado a los cuartos de final de manera autoritaria y sin desgastarse. Como Argentina, como Grecia y sobretodo como Estados Unidos. Creo que entre estos cuatro equipos se repartirán las medallas a falta de saber quién participará en la final del mundial de la equidad. Antes de ellos otros cuatro equipos intentarán luchar por la sorpresa. 2 de ellos realizando un mundial interesante, Lituania, Turquia y otros dos que se clasificaron aprovechándose de un camino muy factible, Alemania y Francia, o lo que es lo mismo la bandera del baloncesto de la vieja Europa.
Lituania dispone de las armas necesarias para doblegar a la fiable selección española. Una de las carencias que siempre le he otorgado a los hombres de Pepu, Marc Gasol y Sergio Rodriguez al margen, es la del escaso potencial interior pese a disponer de hombres como Pau Gasol, Garbajosa y Felipe Reyes. Lituania dispone de 4 perfiles similares en cuanto a físico pero todos ellos con una particularidad distintiva. Lituania dispone de una pluralidad de argumentos en la pintura que hoy por hoy carece la selección española. Por ahí quizás vaya el partido.
Turquía está desarrollando un mundial más que interesante. Con la figura cada día más agrandada de Serkan Erdogan ya obtuvieron buena nota en el grupo más dificil del torneo. Lo malo de Turquía es que depende en exceso de su lider. Erdogan en el TAU se le caracterizaba por sus aportaciones intermitentes y explosivas, como ahora en su selección, aunque también se le caracterizaba por una tremenda irregularidad, hasta ahora inédita en Japón. Es cierto que está acompañado por jugadores interesantes que no han explotado todavía como Peker, y por la veteranía que aportan jugadores como Kurtoglu, pero si Turquia está ganando sus partidos ajustados es por la tremenda muñeca de su jugador estrella. Contra Argentina Erdogan puede ser o bien su víctima o bien su verdugo, pero lo cierto es que son pocos argumentos para derribar a toda una selección olímpica.
En los cruces de cuartos como todo partido de baloncesto, sea decisivo o no, estaran marcados por unas pautas. Al igual que en las películas, en el baloncesto se desarrolla una linea discursiva, o guión si me permiten. El guión en un partido del baloncesto moderno lo estamos comprobando en esta competición. Dejando al margen el talento, físico y carácter, los partidos actuales circulan en torno a tres conceptos. El ritmo, la mentalidad y el dominio.
El ritmo es el elemento diferencial de cada selección. Viene marcado por la figura del base. El base que hace imponer su estilo de juego tiene mucho ganado para que su selección se imponga en los partidos. Una selección que carece de ritmo no merece situarse en los cuartos de final, puesto que es la piedra angular en un partido de baloncesto. Francia, Turquia Lituania y Alemania por ejemplo no giran en torno a un base sino a sus líderes, Diaw, Erdogan, Macijauskas y Nowitzki respectivamente. De ahí su vulnerabilidad en el juego durante todo el torneo. Los bases que saben imponer mejor su ritmo han sido hasta el momento Pepe Sánchez, Calderón, Papaloukas y Chris Paul. Cada uno con sus virtudes y sus defectos, pero lo cierto es que cada selección se asemeja a lo que pretenden estos jugadores. Su presencia es importante para saber que partido veremos.
Con Paul por ejemplo deducimos un ritmo intenso y frenético en los partidos, sólo por ello ya deducimos un partido a más de 100 puntos, si se le neutraliza el caudal ofensivo de su equipo queda reducido a menos de 90 puntos. A día de hoy sólo dos selecciones han conseguido neutralizar a Paul, Brasil con Marcelinho Huertas e Italia con Basile en plan defensivo.
Con Calderón deducimos otro ritmo. Intensidad en defensa pero pausa en ataque. Si Chris Paul es el frenesí Calderón es el eje de la defensa neurótica de España. Ver a Calderón defender es como asistir a un curso gratuito de presión defensiva. Baja su centro de gravedad y graba su mirada en el base oponente forzando las pérdidas de balón necesarias para abrir brecha en el marcador. El mejor base defensivo sin duda del torneo.
Pepe Sánchez representa la voz elocuente del silencio. Su presencia en el juego pasa desapercibida pero su aportación es necesaria para que Argentina gane los encuentros. No es un base anotador sino simplemente el marcador del ritmo. No está en su mejor momento. 7 pérdidas de balón en el último encuentro contra la "potente" Nueva Zelanda evidencia la irregularidad con la que Argentina transmite en sus encuentros, el principal fundamento de tanta duda.
Teodoros Papaloukas. El último rey del baloncesto europeo. Ante la ausencia del mejor Jasikevicius por parte lituana, Grecia se beneficia del liderazgo de este sensacional base. Papaloukas es sin lugar a dudas el principal motor de la filosofia del baloncesto griego. Defiende, ordena y toma el mando cuando es oportuno. Es el que mejor transmite el ritmo europeo. El ritmo como proceso mental. Ni frenesí ni neurosis. La tranquilidad. Eje de las remontadas épicas. El arquitecto de lo imposible. Quizás el elegido para vencer a Estados Unidos. Con él en pista el partido contra Estados Unidos puede durar 40 minutos, o más.
La mentalidad en el baloncesto viene desarrollada por el hombre del banquillo. El entrenador. Si el ritmo es lo particular del equipo que sale en pista, la mentalidad es el motivo de los hombres que desarrollan el juego. El entrenador en el baloncesto tiene una importancia mucho más que relativa. Un equipo puede ganar un partido en el último suspiro, pero un entrenador puede perder un torneo en la última jugada. En Vitoria y en Barcelona bien lo saben. La selección española dispone de buenos jugadores aunque el salto cualitativo se ha realizado cambiando a Mario Pesquera por Pepu Hernández. No hay color. Como tampoco lo hay cambiando Argentina Julio Lamas por la Oveja Fernández. Como tampoco en Estados Unidos con Coach K. El entrenador debe tener ascendencia sobre los jugadores y nunca al revés. El entrenador debe ser en el equipo lo que es en la pista el base. La lectura del partido por parte del entrenador es de vital importancia, cambiar estrategias o perdurar en la misma. Coach K no tiene alternativas variadas, siempre es la misma. Pepu Hernandez simplemente es especialista en que nunca salga bien la primera idea del equipo contrario. Son ellos dos los mejores entrenadores del torneo. Y de largo. Coach K por su invariante monotonía y Pepu Hernandez por saber mover con maestría las variantes que dispone. Uno es grande en la singularidad y otro es grande en la diversidad.
El dominio es el aspecto más sostenible del juego. Si la mentalidad es un valor no percibible el dominio es un factor que hace realidad las victorias. Selecciones que hayan dominado a sus contrarios encontramos a tres. Grecia, España y Estados Unidos. No sólo por que hayan quedado invictas, puesto que Argentina lo ha sido pero no ha transmitido esta sensación en ninguno de sus encuentros. Viene unida a la sensación de superioridad en todo momento, a pesar de parciales en contra o ir perdiendo. El dominio se debe entender como respeto. Respeto en el más amplio sentido de la palabra. Desde causar respeto en el contrario hasta el estamento arbitral. España por ejemplo causa dominación a sus contrarios pero no ha conseguido generar un respeto por parte del estamento arbitral. España ha evolucionado pero los arbitrajes a España siguen siendo los mismos que hace quince años. España es una selección que deportivamente transmite grandeza pero se la arbitra como a una selección pequeña. Grecia, Argentina o Estados Unidos si gozan de ese equilibrio tanto deportivo como arbitral. Y esa característica posibilita que jueguen con la intensidad que merecen. España por ello se ve incapaz de defender tal como su entrenador quisiera. Y quizás por ello pueda quedar alejada de esa final que todos soñamos. La final contra los Picapiedra. Cuando desaparece esa línea que en cuartos se dislumbra.
Fotos: José Manuel Calderón, una de las piezas o quizás la más importante en los primeros minutos de España.
Etiquetas: Mundial Japón 2006