Demolición fallida en Girona

Hace un año aproximádamente en Girona residía la decepción. Una plantilla ilusionante cargada de estrellas venidas de la NBA como Raúl López, promesas drafteadas como Fran Vázquez, jugadores interesantes como Germán Gabriel y una clase media formada por Dainius Salenga, Arriel McDonald, Samo Udrih y Roberto Dueñas. Todo este tinglado estaba dirigido por Edu Torres en el banquillo, catapultado hacia el éxito con el Caprabo Lleida, con ascenso y competición europea incluida, y por Josep Amat desde los despachos. Ilusión al principio de temporada, decepción por la no consecución de títulos en Girona. El proyecto había sido un rotundo fracaso y la límpia estaba asegurada.

Se dijo mucho de esa temporada. Se llamó peseteros a los jugadores desde los despachos, cuando la realidad es que no cobraban. De hecho en toda empresa si los resultados no son los esperados comienzan a cuestionar los salarios, no sólo a los jugadores, sino a los trabajadores, comerciales, directivos. Epocas de crisis, épocas de reproches. Algo parecido sucedió en Girona. Josep Amat, en aquel entonces el mecenas quería adquirir más poder en el club, comenzaron las críticas interesadas, que algo fallaba y que Edu Torres era un conductor inexperto para un Ferrari. A Edu Torres le hicieron la vida imposible y le despreciaron delante de su propia plantilla. La premisa era clara, había que salvar la temporada con dignidad. Y acabó en la eliminatoria de cuartos frente al TAU. Comenzaba la caza de brujas.

Se rescindió el contrato de Edu Torres y llegaban Maceiras y Pesic a Girona. Un técnico ganador y con pedigrí. De los que sientan bien el traje y la corbata. Con presencia y que generara respeto. Una mera consecuencia estética. Marcharon Raúl López al Real Madrid, Fran Vázquez al Barça, Myers y Kevin Thompson al Polaris, Dueñas a la Penya y Udrih al Granada. Maceiras no apostó por las estrellas sino por albañileria y jugadores al alza. Llegaron Bagaric, Sada y Gregor Fucka para dar solidez y Marinovic, San Emeterio y Marc Gasol como valores emergentes. Maceiras construyó la plantilla y Pesic debía sacarle partido. Tan fácil que parecía y el torpe de Torres no sabía como hacerlo....

Después de una primera vuelta ilusionante llegó el bajón en Girona. De una primera vuelta con sólo dos partidos perdidos se pasó a una segunda vuelta con 9 derrotas. Curiosamente la misma evolución que tuvo el equipo de Edu Torres, sólo que a a diferencia de la temporada pasada se ha ganado un título continental, la Fiba Cup, y que es el primero en importancia en la entidad de Girona. Ahora bien, al margen del título, no han habido mejoras tangibles, se hablan de mejorías intangibles, sensaciones más positivas, pero realmente se fichó a Pesic para mejorar en las sensaciones o bien para aspirar a algo más. Se ha mejorado la posición en la liga regular, pero da la sensación que se hizo demasiado ruido en el pasado para luego quedarse estancado.

Tampoco ayuda la situación de Pesic criticando o más bien dicho cuestionando la situación de la entidad. A Pesic le habían prometido un proyecto en crecimiento y lo que realmente ha conseguido es un distanciamiento con Maceiras que obligará a Josep Amat a posicionarse a favor de uno y en contra del otro. Josep Amat se verá obligado a elegir de nuevo y lo que parecía una demolición para reconstruir la entidad parece significar el derribo de otro proyecto aunque nos lo vendan como algo exitoso. Pero que nadie cuente con Pesic porque la sombra de Querejeta, o del Palau, es demasiado alargada...