Cuestión de equilibrio

Sucedió en Vistalegre en el cuarto partido de los play offs. Para ganar no hace falta ni el mejor entrenador de Europa ni la plantilla más cara de la competición. Esta es la lección que nos ha dado Joan Plaza a lo largo de esta temporada. Para ganar se debe buscar el equilibrio en la pista. Desde estas líneas defínimos y concretamos en el éxito bajo la combinación equitativa entre el talento, el físico y la mentalidad. Y ahora más que nunca sucede esto. Si no hay equilibrio no puedes aspirar a ganar un partido, y menos una eliminatoria al mejor de cinco partidos. Eso es lo que vimos ayer en Vistalegre, pese a que el Madrid se enfrentó a un certero Pamesa, ganó por ser más equilibrado.

También se puede ganar generando desequilibrios en el equipo rival. Eso sólo lo pueden hacer los grandes entrenadores. Ahí está la distinción entre uno grande y otro mundano. Lo consiguió Obradovic frente al TAU y frente al CSKA en apenas dos días en la Final Four de Atenas. O lo consiguió Ivanovic en la final de Copa frente al Real Madrid de Plaza. O lo hizo Katsikaris en el partido de la Fonteta del sábado pasado. Pero siempre a partir de la razón, nunca de los experimentos. Para ello son necesarias muchas horas analizando al rival e incidir en las debilidades del equipo contrario. Desde el estudio se pueden hacer grandes ejercicios tácticos en este deporte. Pero para doblegar al Pamesa Joan Plaza no necesitó tirar de la analítica sino que imperara la cordura. Lo que le ha hecho destacar en esta larga temporada.

El equilibrio es prudencia, pero es también la capacidad de combinar las virtudes con los defectos. Tanto racionales, emocionales o materiales. Y con ello erigir una construcción sólida. Cada componente es importante, y si uno de ellos falla la estructura se tambalea. A veces con el tambaleo se puede mantener la compostura, pero en muchas ocasiones cede a la presión del movimiento. Y aquí tienen el argumento de ayer. Por eso el Madrid ganó y el Pamesa cedió.

La prudencia en el Pamesa la conocemos todos, Katsikaris, tiene mérito que aún llegue al cuarto partido sin su pilar fundamental, Milojevic. El Pamesa, precisamente, ha llegado a estas alturas desequilibrando a su rival. Con Victor Claver. A falta de Milojevic mejor fue el incidir en la estructura sólida madridista. Claver ha estado haciendo muy buenos números en estos tres partidos, pero puede suceder en un momento puntual, un partido, como máximo dos. Pero si te falta el pilar dificilmente puedes permanecer intacto. Por eso ayer Claver no tuvo tanto protagonismo, y cuando lo tuvo fue cuando realmente era necesario. Pero lo de ayer fue cimientos. Profundidad en la zona. Garcés parece sentenciado en estos play offs, mientras que sólo con Albert Miralles se hace insuficiente aguantar al poderío madridista. No fue ni Bullock, ni Raúl López, ni Tunçeri los que provocaron la victoria blanca. Fueron Charles Smith, Felipe Reyes, Sekulic y Hervelle los que ganaron el partido. Los equilibristas, otrora percusionistas.