Plaza gana la batalla pero Katsikaris aún no ha perdido la guerra

Comienzan los play offs y prometen ser largos. Larguísimos si se cumple lo que vimos anoche, un partido igualadísimo y disputado que se ha decidido por un detalle. Un tapón de Hervelle a un mate a dos manos de Rubén Garcés. Un detalle que pasa a ser un icono del partido de hoy, y quién sabe si de la eliminatoria. Percusionismo madridista contra el control valencianista. O lo que es lo mismo, la profundidad en la zona del equipo blanco, Felipe Reyes, Sekulic, Hervelle y Mumbrú, que se ha impuesto al dominio impuesto de Albert Oliver y Vule Avdalovic. Pero aún así ha sido un partido largo y doloso.

El partido ha iniciado tal como le gusta al Real Madrid y tal como no debía haber empezado el Pamesa. Un Madrid muy activo frente a un Pamesa excesivamente pasota. El Pamesa se plantó con un Avdalovic fallón y nervioso, con posesiones suicidas y facilitando el contraataque inmediato de los de Plaza. Por las posesiones suicidas Avdalovic dejaba a su equipo vendido en defensa, descolocados y forzando faltas personales. El mayor perjudicado Rubén Garcés. Pero Avdalovic era capaz de lo pero de su equipo pero de mantenerle en el partido a pesar de ello. El Madrid jugaba muy plácido mientrás el Pamesa estaba muy desequilibrado. Transiciones en ataque excesivamente rápidas, menos de 10 segundos la mayoría de ellas, y un Pamesa volcado al ataque aceptando la invitación ofensiva del Real Madrid. Un correcalles vistoso.

Katsikaris a la reanudación dió cancha al jugador más importante del Pamesa, Albert Oliver. Con él, su equipo retomó el control de la situación y en el partido se jugaba tal y como decidía el excelente base catalán. Ayer, en su bautismo en los play offs no decepcionó a nadie, se consagró en Vistalegre y si no hubiera sido por el tapón sideral de Hervelle a su compañero Garcés estaríamos hablando de una obligada salida por la puerta grande del recinto taurino. Con Oliver el Pamesa no sólo remontaba sino que provocó lo que suele ocurrir cuando alguien cuestiona el dominio madridista. Joan Plaza, por ejemplo, evidenció una vez más su inexperiencia, bien sea por no gozar del respeto del arbitraje o bien de cometer errores de bulto de entrenador de juveniles. No es la primera vez que Plaza pierde los estrivos cuando un equipo le cuestiona su método, y por ello recomendaría hacer un recopilatorio de faltas técnicas señaladas al entrenador cuando esto ocurre. Joan Plaza bien por inexperiencia o bien por premeditación decidió hacer una vez uso de la camorrería para cortar las alas a la remontada valenciana. Y eso que es entrenador del Real Madrid y en la ACB pesa mucho, pero recomendaría mayor contención en sus actitudes de cara a la Euroliga...

El Pamesa remontó a base de sacrificio defensivo, el talento de Oliver y gracias también a como Katsikaris quiso ir a por el partido a partir del tercer cuarto. Pamesa nunca quiso que las diferencias pasaran de los 10 puntos al finalizar el tercer cuarto. Si lo conseguían Katsikaris iría a ganar el partido en el último cuarto. Para ello sacó de la pista a Victor Claver, que estaba muy participativo en ataque, bien en transición, rebotes ofensivos o anotación, pero que aún no está preparado para incrementar su rendimiento defensivo. Le falta músculo, experiencia y unos árbitros menos restrictivos con su figura. Claver será un grandioso jugador y de él solo depende serlo, pero ayer más que una solución para Katsikaris fue un problema para su equipo, y para cambiar la dinámica del encuentro no tuvieron más remedio que sustituirlo. Entró Miralles y junto con Albert Oliver y Ruben Douglas se hicieron los duelos del partido. Oliver en la dirección, Douglas en el lanzamiento. Y el madridismo encolerizado.

Pamesa hizo lo imposible al ponerse por delante en el marcador, rozando sus mejores minutos en el partido. Cuando llegó ese momento quizás faltó mayor serenidad en las acciones. Forzar menos lanzamientos e imponer mayor cordura en las posesiones. Se dejó contagiar por la cólera madridista y al final el partido se volvió un encuentro trepidante y enérgico. Debido a la camorrería madridista o a la inexperiencia de varios de los jugadores pamesistas en estas eliminatorias. Ganó el que mejor se adaptó al escenario bélico del momento, ganó Plaza, pero la guerra se antoja larguísima para ambos lados.