Unos premios individuales que no inciden en lo colectivo

Ayer se presentaron los play offs que decidirán tanto las plazas europeas a ocupar como el campeón de la competición. El mediodía de ayer sirvió para presentar esta fase final, los días y horarios de los encuentros y dar por finalizada la fase regular con los premios a las sensaciones de la temporada. Los mejores de la estadística reunidos para ser galardonados. Son los mejores en alguna faceta del juego pero distan de ser los mejores en el cómputo global. Es lo que tiene valorar a un jugador por parte de la estadística, matería que nos muestro lo atractivo de los números pero oculta lo vital en el juego.

Esa estadística nos muestra por ejemplo a valorar la capacidad anotadora de Navarro justo una semana después de encajar un severo correctivo frente a Unicaja en el Palau, en unas semanas que desde la eliminación del Barça en la Euroliga, precisamente ante el equipo de Scariolo, Navarro ha sido sometido a marcajes estrechos y rozando lo antideportivo. Y de ello el Barça se ha visto perjudicado, tanto que hasta se debería cuestionar este protagonismo anotador en un equipo que en teoría debe ser más plural en el juego. Dicho de otra manera, algo debe ir mal en todo un Barça si teniendo el máximo anotador sólo dispones del quinto mejor ataque de la competición.

Lo mismo ocurre con los galardones por porcentajes. Para qué debe servir galardonar a un Chris Hernández por su 51,7% de acierto en los triples o a un Kakiouzis con un porcentaje del 66% en tiros de 2. No niego la importancia de sendos especialistas en el juego colectivo del equipo, pero su importancia pasa desapercibida en el cómputo global. Kakiouzis dispone de una media de 8 puntos por encuentro mientras que la del mexicano Hernández es de 5. Especialistas en un aspecto, desaparecidos en lo global.

Sin embargo dentro de los premios individuales en este deporte colectivo me gustaría hacer un hueco a un, parece ser, olvidado en estos galardones. Me refiero a Curtis Bordchart. Se valora la casta, o quizás españolía de Felipe Reyes para incluirle como mejor pivot y dentro de un cinco inicial. No quisiera negar la excelente temporada del pivot cordobés, pero si remarcar su comportamiento antideportivo en ciertos momentos, con codazos en la copa ULEB, y seguramente con muchos menores méritos que Bordchart. Felipe Reyes ha sido vital para su equipo, es cierto, pero Bordchart merecía algo más. Para mí el que más merecía el reconocimiento, principalmente por consolidarse en su segunda temporada de la ACB, convertirse en el pilar de su equipo y ser el referente que necesitaban para aspirar a la Copa y a los play offs. Curtis Bordchart es el artífice del sueño en Granada, un equipo con cinco buenos jugadores, Giannella, Pecile, Udrih, Junyent y Jesus Fernández, pero que le falta una mayor profundidad de banquillo para aspirar a cotas mayores.

Se ha sido muy injusto con Bordchart. En sólo 26 partidos ha reunido una estadística más completa que otros compañeros de profesión. 32 minutos de media, 15 puntos, 11 rebotes, 2 tapones, 8 faltas forzadas, y un 63 por ciento de acierto en los tiros libres. Y eso en un equipo que lanza 20 lanzamientos exteriores por encuentro y que recoge apenas 30 rebotes por partido. Y sólo en 26 partidos, que le han faltado 8, de los cuales su equipo ha caído derrotado en 4 de ellos. Quién sabe que hubiera ocurrido de estar él presente en la pista. Eso nunca lo sabremos, pero no obviemos al verdadero artífice del milagro en el Granada. El MVP moral de la competición. Y eso con un físico de cristal.