El modelo Benetton hace escala en Girona

En el baloncesto español ya estamos acostumbrados a verlas de todos los colores. Clubes subvencionados, de manera ilegal o no, por entidades públicas, ayuntamientos, cajas de ahorros, diputaciones forales, qué más da. Que formen parte de clubes futbolísticos importantes, como Real Madrid, Barça o en su día el Valencia C.B, otrora Valencia CF ahora Pamesa. O bien que sean sociedades anónimas deportivas independientes y solventes. La minoría. Baskonia quizás la más solvente de ellas. Ayer sin embargo nos faltaba por comprobar un nuevo modelo empresarial en el baloncesto español, el que una empresa haga de un club de baloncesto uno de los principales focos para diversificar su facturación, y que forme parte de su entramado empresarial. El patrón italiano, la forma de existir del Pallacanestro Treviso. El modelo Benetton pero firmado en Girona con nombre catalán. Akasvayu.

Akasvayu, o Josep Amat, ya no es solamente el patrocinador del club, ni mecenas ni el que antepone su nombre al del club de origen. Ya es máximo accionista. Una ampliación de capital ha sido necesaria para que el club aspire a cotas más altas. Difícilmente una plaza de Euroliga en el corto plazo, pero con el deseo de hacer de Girona una importante plaza de este deporte. Quizás participar en la copa ULEB, y ganar la Copa la temporada que viene. Pero la ampliación de capital conlleva algo más ambicioso pero que debe plantearse. O ampliación de Fontajau o construcción de un nuevo pabellón deportivo en Girona. Todo irá en función de las ilusiones ofertadas y de la demanda generada, pero lo importante es que en Girona se quiere crecer en este deporte.

Se va Enric Ametller, y con él se van los ánimos, y desánimos, de equipo pequeño. Se va el que mantuvo contra viento y marea a este equipo en tiempos difíciles. La resaca post olímpica y en el año 2000 cuando el Caprabo Lleida le robaba el protagonismo cuando coincidieron cinco equipos catalanes. El sueño en Lleida se acabó cuando a Caprabo se le acabaron las ganas de jugar con su juguete deportivo. Faltará por ver si hará lo mismo Akasvayu si no se construye un nuevo recinto cuando y dónde quiera, incidiendo en el lugar por supuesto. El baloncesto realmente es un juguete para Akasvayu o hacen del baloncesto una herramienta para conseguir unos fines determinados. Pongámoslo en duda o bien insistamos en la inocencia de estas decisiones.



La edificación del nuevo Akasvayu

Josep Amat, el mecenas impaciente