El Barça recupera el orgullo

Que importante era la victoria para la moral azulgrana. Pudo parecer un partido más propio de entenderse como un showtime que no de un partido de Euroliga. Apenas se jugaba más que el prestigio. El honor. El Panathinaikos se presentaba en Barcelona con la suficiencia de quién se siente superior, en la antesala de su final copera en Grecia este fin de semana. Sin la mentalidad adecuada para medirse al cada vez más equilibrado conjunto de Ivanovic. Por contra el Barça ofreció a su afición su mejor imagen. O algo más y mejor, ha ofrecido actitud y mentalidad para tutear a uno de los grandes de Europa. Quizás ha sido el mejor partido de la temporada azulgrana, por ideas, convicción y solución de las problemáticas surgidas ante el campeón heleno. Hoy quizás el Barça ha querido avisar a Europa que el gran equipo que ganó la Euroliga parece volver, sólo falta un detalle para poder aspirar a ella, Mario Kasun. Y está al caer.

El partido comenzó con los cinco mejores partisanos que dispone Ivanovic. No confundir con los mejores, sino los que más brega prometen. Para ello el Barça se plantó con Ukic en la dirección, De la Fuente en el perímetro, Kakiouzis de falso pivot y Marconato como referente. Un cinco inicial totalmente insuficiente ante un equipo que se ha presentado con Diamantidis superando claramente a Ukic, más la doble referencia bajo el aro con Dikioudis y Tomasevic. Mucha calidad que superaba por completo el buen hacer de Marconato. El italiano estaba totalmente vendido mientras que Kakiouzis estaba totalmente descolocado. Tanto fue el desbarajuste que el Barça perdía 2 a 9 claramente a los 6 minutos de partido. Ninguna canasta en juego. Ivanovic tuvo que cambiar el guión.

Ivanovic probó con cambiar la dirección. Sustituyó a Ukic por el líder, Lakovic. El Barça comenzaba a generar baloncesto en movimiento pero seguía vendido en defensa. Aparecía el talento de Diamantidis, que estaba haciendo sus mejores momentos en el partido. El Panathinaikos dominaba de siete puntos, 10 a 17, y el Barça no encontraba su equilibrio. Ivanovic apuesta por la altura y mete a Trias por Kakiozis y sustituye a Marconato por Fran Vázquez. La pareja de baile de moda en el Palau Blaugrana. Por contra Zeljko Obradovic, más pasivo que de costumbre saca a sus mejores hombres, Diamantidis y Tomasevic, por hombres de refresco. Entran Vujanic y Batiste. Obradovic inconscientemente, o no, le regalaba el dominio al Barça. El Barça llegaba y recorta distancias al fin del primer cuarto, se llega a un 14 a 20.

En el segundo cuarto, el Panathinaikos comete su suicidio táctico. Juegan en pista Vujanic y Diamantidis, dos bases más tres jugadores altos, Tsartaris, Chatzibretas y Batiste como referencia. A partir de aquí el Barça no es que no domine el partido, lo remonta y aprovecha el desorden colectivo a partir de juntar a Basile, Rodrigo de la Fuente y Ukic. Al PAO le costaba conectar con sus hombres altos. El PAO tácticamente estaba fracturado. Muchas pérdidas de balón que eran aprovechadas por los azulgranas que endosaron un parcial de 10 a 0 en el ecuador del segundo cuarto. Fran Vázquez se va al banquillo e Ivanovic decide reservar la adrenalina para la segunda mitad. Se llega al descanso con un 41 a 35 a favor de los azulgranas.

En la reanudación el entrenador del Panathinaikos decide sacrificar a un base, Diamantidis, y colocar dos escoltas que acompañaran a Vujanic. El objetivo era soldar la fractura táctica que estaban sufriendo. Fue peor el remedio que la fractura en sí porque apareció el vendabal ofensivo azulgrana. Batiste no podía con Fran Vázquez ni con Trias, mientras que por parte azulgrana Lakovic, que volvió al parquet, estaba humillando al genial Vujanic. El contraste era evidente, Lakovic 4 asistencias, Vujanic 4 pérdidas. Sin embargo hubo momentos de reacción del Panathinaikos cuando entró en pista Javtokas para sustituir a Batiste. El Barça hasta ese momento volvió a las dudas iniciales y a los problemas que en teoría debe solucionar Mario Kasun. Evitar sentirse intimidado. El Panathinaikos se colocó a 9 de los azulgranas. De todos modos Ivanovic no quiso entrar al trapo y sacó a Vázquez y metió a Marconato para, ya que se sentían incapaces de pararlo, no desgastar al gallego de cara al final del encuentro. Ahí la suerte sonrió a los azulgranas en el último minuto y restablecieron la diferencia a 16 puntos. 62 a 46. La vendetta era posible.

Obradovic quiso blindar a su equipo de cara a una derrota abultada e hizo uso de dos metodos. El inmediato fue volver a un plan inicial con dos hombres altos, Tomasevic y el joven Sakota, el segundo, y mucho más mezquino, fue el abuso de la falta rozando la ilegalidad. La más sucia de las soluciones para evitar perder un partido para descentrar a los azulgranas. Para ello sacó a Hatzibretas que hizo lo posible para provocar a Rodrigo de la Fuente. Y lo sacó de sus casillas por completo, ya que el madrileño se sentía desafiado. El Barça por aquel entonces no encontraba espacios y se conformaba con el abuso del lanzamiento exterior. Navarro desquiciado falló sus 5 lanzamientos, mientras que Ukic falló sus tres intentos en el perímetro. Visto el panorama Ivanovic puso un poco de orden a la situación y puso en pista a Lakovic, Vázquez y Trias. Volvió la fluidez ofensiva y el Barça pudo llevarse una victoria muy cómoda de 21 puntos.

Se trató de una victoria plácida pero trabajada hasta el enésimo detalle. Una victoria donde el resultado no fue lo más importante sino la actitud mostrada. El tuteo que reclamaba en la previa. El marcar el territorio en tu propia pista. Intimidar desde la pista hasta las gradas y hacer de esta pista imbatible. Hoy el Barça ha vuelto a imponer autoridad. Hoy el Barça ha vuelto a ser el que era.