El problema del TAU está en la base

Vaya por delante que el TAU aún en bajísima forma y con lagunas tácticas es el principal candidato a campeonar en la ACB. La Euroliga, a pesar de los recitales al Maccabi, la veo más complicada para los baskonistas, puesto que CSKA y Panathinaikos me demuestran una mayor solvencia. La solvencia es un intangible, que va vinculado con la confianza y la certeza que se le anticipa o presupone, en este caso, a una plantilla de baloncesto, pero es sólo eso, un recurso al que apelamos para predecir cosas, algo por otra parte, que no comulga en un deporte muy dado a las sorpresas.

El TAU, aún en baja forma, perderá pocos partidos y ganará muchos por los deseos de ganar de sus piezas. Ahí entran en este aspecto los pilares capitales del conjunto azulgrana: Prigioni y Scola. Imprescindibles en el crecimiento del Baskonia, todavía necesarios en el presente, y requeridos, o echados en falta, en todas las derrotas del equipo. El Baskonia depende totalmente de este par de jugadores, independiente de las lesiones de Planinic, Rakocevic o la baja forma de la clase media vitoriana. Prigioni y Scola representan el 50% de las posibilidades de éxito del Baskonia, lo que no supone un problema, si no más bien la dificultad de encontrar relevos de garantías. En el caso de Scola, más o menos es solucionable porque si un día no está Splitter, aparecerá Peker y si no Teletovic. Es muy complicado que desaparezcan los tres por completo. No así en el puesto de base, un lugar que causa estragos.

El Baskonia ha realizado momentos de baloncesto sublime. Al margen de la conexión argentina, que surge en momentos donde la camorrería y el mono de trabajo son los principios necesarios, el Baskonia dispone de una tripleta perimetral de lo más interesante en el baloncesto europeo, Prigioni, Rakocevic y Planinic. Los tres jugadores son capaces de subir el balón, de mandar, de anotar desde cualquier posición y de jugar con clase y jerarquía. En los últimos meses esta tripleta no ha podido coincidir en pista en un optimo estado de forma por las lesiones sufridas. Por eso se contrató a Arslan. Alguién de calidad que no desentonara.

Arslan fue el último en llegar a la plantilla del Baskonia. Llegó para cubrir, de manera eventual, la baja por lesión de Planinic, y con su calidad en el uno contra uno, sus recursos y la riqueza táctica que aporta con su mera presencia se ganó el derecho a permanecer hasta final de temporada como tercer base del equipo. Un base de calidad para un equipo muy competitivo. Pero su función en este conjunto no es la de ser determinante en los pocos minutos que estaba en pista. Para eso estaba Ukic. La misión de Arslan es una tarea más titánica que la de ser decisivo, es la de dar minutos de descanso a Prigioni. Y hasta la fecha no lo ha conseguido.

Reemplazar a Prigioni no es sencillo. Sólo ha habido un base que ha comulgado en ello, y se trata del mejor base nacional del momento: Calderón. Con el extremeño y el argentino, el Baskonia contaba con una pareja de bases sensacional en la pista. Dogmas del pragmatismo en la posesión del balón. Equilibrio de pase, bote y anotación. Dos líderes en la pista, uno con mayor empatía, José Manuel Calderón, y otro con mayor contundencia en el mando, Prigioni. Distintos en la forma pero similares en el fondo, mantener despierta la maquinaria baskonista.

Ukic y Arslan han sido hasta ahora los substitutos de Calderón. Planinic no lo considero como tal porque se trata de un perfil totalmente diferente que no se encuentra en ningún equipo de baloncesto europeo. Planinic es un jugador de 2.00 m que puede jugar de base, escolta, alero, alapivot y pivot si es necesario. Un jugador al que definí en su momento como el digno heredero de Bodiroga. Planinic ocupó la plaza de Ukic en su día pero se trata del jugador diferencial. El que te ganará los partidos que se decidan por los detalles. Arslan, como Calderón en su día, no está para eso, sino para garantizar las victorias en el resto de partidos. Y no es fácil.





Foto: En portada Prigioni, en el momento que fue excluido por dos faltas técnicas consecutivas. Cortesia de Sonia Cañada.