Una emboscada aleja al Barça de Atenas

No pudo ser, se acabó. El Barça ha sucumbido en el Martín Carpena de Málaga en el tercer partido de la serie de cuartos de final. No pudo ser y de esta derrota habrá que sacar conclusiones. Un muy mediocre Unicaja ha apartado a un Barça bastante encorsetado. Condicionados. Se pueden hacer dos lecturas del partido de hoy, desde el punto de vista azulgrana conviene aprender la lección dada esta tarde. Falta jerarquía en la pista que imponga respeto. Tanto a los árbitros como a los contrarios. Falta madurez en la pista como fuera de ella, y se hace necesaria la mentalidad adecuada para ser campeón de Europa. El Barça ha de levantarse de este fracaso a partir de la autocrítica y de la reflexión. Y todo esto dentro de una pista y un ambiente extraordinario dentro de un espectáculo con todas las letras. Pero conviene levantarse, aprender y cambiar. Pero sobre todo cambiar.

El Barça ha sido eliminado por no ser ni maduro ni por tener la mentalidad necesaria. Pero también ha sido apartado por ser victima de lo más sucio de este deporte. El no dejar jugar. Ojo, no confundan con el saber defender, es distinto. Los grandes equipos se construyen por la defensa, pero no todas las defensas construyen grandes equipos. Y el Unicaja ha hecho una defensa cobarde, indigna de equipo de Final Four y más propia de un equipo pequeño, rozando la ilegalidad y aproximándose a la trampa. Quizás parezca un discurso forofo pero es tal como lo siento, y por eso pido disculpas. Scariolo como entrenador me ha decepcionado en el partido de hoy. Lo hecho hoy con Navarro no tiene nombre, con faltas sibilinas y haciendo del valetudo una herramienta de este deporte como es el baloncesto. Ha sido escándaloso. Esta temporada hemos visto buenos marcajes a Navarro, como el que le hizo Holden en Moscú, pero lo de hoy no lo apruebo. Rozando lo antideportivo.

Y en ese terreno es donde los árbitros deben imponer su ley. Cierto es que el Barça aún así lo ha tenido todo de cara y que por su mentalidad no lo ha sabido aprovechar, pero el arbitraje de hoy ha sido muy desigual, casero, sumiso y pasivo con la situación. No podía ser que el Barça tuviera las mismas faltas personales que un Unicaja que estaba rozando lo delictivo. No era creíble.

Unicaja finalmente ha tenido que jugar a baloncesto para llevarse el partido. Han tenido que ofrecer ideas porque el Barça estaba sometiendo a la defensa salvaje ordenada por Scariolo. Y en eso Pepe Sánchez ha sido el rey. Pepe Sánchez ha vuelto a dejar en evidencia a aquellos que lo querían apartar del equipo. Ha dejado retratado a aquel que prefería a Carlos Cabezas antes que a su mejor base. Ha quedado demostrado lo que necesita Unicaja para aspirar a algo más. Y seguramente con él y un planteamiento defensivo digno de un equipo grande hubieran ganado a este Barça repleto de dudas. Quizás con ello hubiera aplaudido y celebrado su victoria. Pero no, han preferido lo más sencillo, destruir sin orden ni concierto sin ofrecer nada al espectador. Han sabido ganar con sus armas y por ello merecen la felicitación, sólo que en el baloncesto hay diversos modos de ganar pero siempre teniendo en cuenta los buenos modales.