lunes, febrero 12, 2007

Diario de un Copero. Episodio 3. Reflexiones

Nuestro corresponsal en Málaga hizo una reflexión muy interesante horas antes de comenzar la final. Para amenizar el debate siempre va bien reflexionar sobre la Copa como algo más que un duelo bipolar, arbitrajes, sorteos y la competición de la Copa en sí. Disfrutemos pues de los ultimos coletazos de este singular diario. La Copa desde el punto de vista de las marcas, el business y en definitiva un lugar donde hasta el establisment se encuentra presente.


Paquito el Chocolatero


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El baloncesto es espectáculo, entretenimiento, pasión,… pero antes que nada, es un deporte. En la jornada del sábado de la Copa del Rey se preveían dos “finales anticipadas”, aquellas que el aficionado no se quiere perder bajo ningún concepto, pero hoy no puedo dejar de remarcar la “otra cara” del baloncesto.

Ya es conocido que los equipos, cuando juegan en sus canchas, también se sirven de toda una serie de servicios adicionales para “entretener” al público, como pueden ser un bar con refrescos y bocadillos, expendedores de bocadillos y palomitas, quioscos de golosinas, tienda oficial del club con camisetas, bufandas y balones, animadoras, etc. Todo ayuda a conseguir dicho entretenimiento, y de paso un ingreso extra para ayudar a suplantar los enormes gastos de un club, y de paso se entretiene al personal con la gula y unas chiquillas moviendo el esqueleto con poca ropa y mucho ritmo. Dos pájaros de un tiro. Pero ¿vamos a ver un deporte, o vamos a ver un espectáculo como puede ser una película al cine? Demasiado a menudo se está sobrepasando la frontera que separa ambos casos…

En la Copa del Rey hay dos partidos diarios, y en cada uno muchas mini-pausas en el juego durante los cambios de primer a segundo y tercer a cuarto periodo (dos minutos) o tiempos muertos (un minuto), y una gran pausa de 15 minutos en el descanso. Debe ser la ocasión perfecta para que los patrocinadores del evento puedan ejercer su condición de “inversor”, y dar a conocer su producto.

Durante las dos primeras jornadas hemos vivido lo siguiente:

  • En la entrada del recinto entrega de panfletos publicitarios de Carrefour Móvil y otros que ya ni he cogido.
  • En el asiento de la grada, el diario Marca y unas barras hinchables con la inscripción “euforia.com”.
  • En el cambio del primer al segundo periodo, hay el “Concurso de los tiros libres”: Cogen a cinco chicos o chicas de cada afición, y los meten en la pista para ver cuantos tiros meten a canasta en un minuto. Speaker incluido dando la lata. Compiten entre las dos aficiones y se llevan un premio patrocinado por la ACB.
  • En los tiempos muertos, hay las “Cheerleaders Fiat”: un grupo de seis chicas jovencitas bailarinas de muy buen ver, con poquísima ropita. Se mueven de maravilla, pero dudo que un campo de baloncesto sea el lugar apropiado para dar a conocer su estilo. Al contrario, parece que fomenten el fenómeno de la “mujer objeto”. Ay si se enteran las feministas…
  • En el descanso, hay el momento “Carrefour Móvil”: se sacan 10 grandes balones rojos y dos blancos. Un speaker te da la lata mientras los tiran al público, y este tiene que ir pasándoselos como globos mientras suena una música. Cuando para la música, el que tiene el balón blanco se queda un pack de telefonía. Los del balón rojo, un recuerdo. Los balones sólo llegan a la grada baja, donde hay todos los “asistentes con invitación”.
  • En un tiempo muerto del tercer periodo, se tiran 5 camisetas al público, para acceder al concurso “Tarjeta Barckays”. El pobre chaval que las tira sólo llega a la grada baja, donde recuerdo que hay todos los “asistentes con invitación”.
  • En el cambio del tercer al cuarto periodo, hay la “Tarjeta Barcklays”: ponen unas alfombras de plástico alrededor de la zona, cada una con valores diferentes (10€ desde el poste bajo, 20€ desde poste medio, 50€ desde el poste alto, 100€ desde linea de 3,25, y 200€ desde medio campo). Los participantes tienen que meter canasta desde donde escojan, siempre encima de la alfombra, y van ganando dinero. Speaker incluido dando la lata.

Impresionante todo, y casi insuperable. Pero en la jornada del sábado nos han ofrecido lo que realmente es el no va más: el “momento San Miguel 0,0”. Han metido en la cancha una charanga de 15 músicos, un speaker dando la lata, y 4 chavales (uno con peluca Doctor J.) a hacer acrobacias con el balón. El speaker ha ordenado al público que no se retiren del asiento, ha dividido el pabellón con las dos medias partes de la cancha de baloncesto, y se tenía que hacer una competición a ver que parte del pabellón tenía más euforia (gritaba más, vaya). Para hacer de juez, han sacado “El Euforímetro”, que era una barra de luces que cuanto más ruido había, más luces se encendían.

El Capità Enciam decía el otro día que la gente está ya harta de que le digan lo que tiene que hacer, la música que tiene que oír, como debe vestir, etc. Visto el seguimiento de la gente con todos los eventos que he relatado, sigo creyendo que nos encanta seguir como borregos lo que hace la gente. Tenemos lo que nos merecemos.

Para finalizar, hablaré un poquito de baloncesto. La tercera jornada nos ha ofrecido el mejor encuentro de la temporada con diferencia, el TAU Cerámica – Real Madrid. Pero esto no debe importar mucho a los patrocinadores, a no ser que no acuda gente al Martín Carpena para ver sus marcas.







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