El deseo de Torrespaña se hace realidad

Ya tenemos final. El clásico de la bipolaridad vuelve para mañana por la tarde, una finalísima que si me lo llegan a decir el miércoles me lo tomo a broma jocosa porque ni mucho menos el Barça podría considerarse de los mejores de la competición pese a disfrutar hoy de su condición de finalista. Tampoco me lo esperaba del Real Madrid, porque veía al equipo de la poética capaz de revalidar el título. Si bien antes de la competición el equipo blanco merecía los respetos por su condición de líder de la liga regular, hoy no me queda ninguna duda, es un equipo para tratarlo de usted y desplaza del lugar más alto al Baskonia de la pirámide jerárquica del baloncesto nacional. Han ganado con suficiencia dos veces y podemos decir que el TAU ha decepcionado por completo en estas dos ocasiones que se han cruzado. Sin olvidar que han disputado la final anticipada del torneo y que salvo sorpresa, el ganador tiene todas las papeletas para suceder al Baskonia. Veremos mañana a ver que sucede.



Ivanovic obra un nuevo milagro

Al César lo que es del César y principalmente habría que reconocer el milagro de Ivanovic de conseguir que su discutible plantilla alcance la final en un campeonato a tres partidos. Ivanovic repite la azaña del invitado in extremis que se vuelve el finalista de la competición. Hace dos años fue el Unicaja y la temporada pasada fue el Pamesa. En esta nadie daba un duro, al menos un servidor dudaba de ello. Una plantilla corta y que se quedaba con menos efectivos con la lesión cervical de Fran Vázquez que se unía a la lesión de Mario Kasun han hecho posible que el equipo fuera solidario consigo mismo y con unidad. Estos valores han hecho posible que Dusko vuelva a hacer un milagro en Barcelona. Pero sin olvidar que para ello se le dispuso la plantilla más cara de Europa. Lo mínimo exigible.

Muchas novedades en el Barça para afrontar su duelo con el Joventut. Por primera vez el Barça cedió la iniciativa a su oponente aplicando la táctica que siempre desarrollan los rivales de los azulgranas. El desgaste del que va por delante en el marcador. Esta tarde he estado asistiendo al motivo de las derrotas de los azulgranas. El Barça ha aprendido a dosificar la intensidad en sus partidos. Cronológicamente hemos asistido a encuentros a los que la plantilla de Dusko iba directa a solucionar los partidos por la vía rápida. Máxima intensidad y poner toda la carne en el asador para degustarla en los entrantes. Y en la Copa no ha sucedido de esta manera. El Barça ha aprendido a ceder la iniciativa, a estudiar a su rival en el primer cuarto, detectar sus vicios y sus virtudes y apretar más adelante donde se encuentren las debilidades. Frente al Unicaja apretaron en la debilidad mental de su oponente, hoy han apretado en la debilidad física de su rival.

El Joventut ha pecado de lo mismo que el Barça en anteriores encuentros. Sintiéndose cansado después de los viajes y encuentros de tanta intensidad como el del pasado jueves frente a Akasvayu, ha querido solucionar el encuentro en el primer cuarto. Los que hemos estado siguiendo la trayectoria de la Penya hemos percibido su escasa capacidad para resolver dos encuentros solapados en el tiempo. La Penya es letal con espacio de cuatro días de refresco, un tiempo prudencial para refrescar cuerpos y mentes para volver a afrontar con frescura el siguiente convite. Y en la Copa eso no funciona. Para ganarla se debe ser consciente que no puedes jugar como en la ACB sino de otra manera. Con tranquilidad, paciencia y veteranía. Y cuesta entender que con un entrenador de tanta experiencia como Aíto no sean conscientes de ello.

La Penya ha jugado bien, de manera ociosa y valga reconocerlo con plasticidad. Su juego es eléctrico y alegre, pero no deja de ser un mero divertimento, cuando el baloncesto es algo más que ello. El baloncesto puede ser divertido pero hay que tomárselo más en serio que lo que puede ofrecer unas canastas espectaculares o una presión a toda pista. Y más cuando te va la vida en ello en un torneo como la Copa, momento en que lo visceral lo debes tener guardado en el armario y debes vestirte de manera pragmática para no llevarte la decepción a Badalona. Hoy sólo quedarán las ganas de ganar de Ricky y Rudy, mañana quizás sepan como hacerlo.

El Barça no es que juegue bien, pero habiendo enterrado el corsé de la vedette, ahora juega de manera más primitiva pero eficaz. Lakovic en la dirección ha estado nervioso y Marconato sólo puede ofrecernos sacrificio defensivo sin apenas cometer faltas. Lo que parecería una tragedia por estas circunstancias ahora pasan desapercibida por la aportación de dos piezas hasta ahora discutidas. Una de ellas discutida desde que llegó, Gianluca Basile, la otra discutible por su calidad pero tenida en cuenta por su voluntarismo, Jordi Trias, dos piezas que han podido construir la victoria para hacer realidad esta final tan poco esperada.

Basile ha estado pletórico tanto en defensa como en ataque, lleva varios partidos en línea ascendente pero lo de hoy ha sido indescriptible lanzando dos triples estratosféricos e imposibles de proyectar para cualquier mente pensante. La proyección de lo imposible por no calificarlo de utópico. Trias sin embargo carente de la fantasía aporta la habilidad de un oficial con su caja de herramientas. El principal oficial para arreglar el espacio hasta ahora relleno de tuberias corrosionadas. No tiene un gran lanzamiento de media distancia ni una gran variedad de movimientos, pero ofrece motivación, ganas de superación de las adversidades y el espíritu suficiente para creer en la victoria. Pero para ganar al Madrid harán falta muchos factores para ello, con espíritu de superación no será suficente, pero si necesario.


A golpe de percusión el Madrid auyentó a la manada baskonista.

También a contrapronóstico y por segunda vez, el Real Madrid se gana el respeto de antaño frente a uno de los mejores equipos de Europa. Ganar al TAU no es fácil y menos dos veces en la misma temporada. De hecho, salvo Unicaja, no han habido más equipos capaces de ello. El Real Madrid no dispone de una plantilla talentosa pero es un equipo de de los que mejor saben aprovechar sus principales activos. El músculo y la envergadura de sus hombres. Plaza ha combinado a lo largo de esta temporada una plantilla donde encontramos tres piezas de envergadura, dos pivots y un alero fuerte más un escolta habilidoso, Bullock, y un base interesante como Raúl López capaz de dirigir con maestría esta sinfonía a golpe de tambor.

Los que viven en Catalunya hemos crecido con la historia de la leyenda del "Timbaler del Bruc", que narraba con suficiente maestria el sentimiento victimista de la sociedad catalana cuando se siente amenazada, situada en un contexto como fue en plena Guerra de la Independencia cuando España estaba ocupada por los franceses. Dicha historia se centra en el momento de la sublevación catalana que provocó que vinieran soldados franceses de Barcelona dirección a Martorell para así tener controlada la montaña de Montserrat. Pernoctaron en Martorell y al día siguiente oyeron los estruendos que llegaban de la montaña. Era el sonido de un tambor que fue confundido por cañones de guerra lo que provocó la huida de los soldados franceses y que marcharan hacia Francia.

Más allá de la leyenda, lo que ha construido Plaza es una propuesta simple pero tan efectiva que se ha cargado a uno de los mejores equipos de Europa. Simple porque reduce su propuesta a una simple ley natural de piezas altas y fuertes. Simple porque hay escasos recursos ofensivos más allá de Bullock. Simple por la ausencia de perfiles en una plantilla cargada de cromos repetidos aunque con distinciones diferenciales. Pero lo simple y singular se ha ventilado de un plumazo al paradigma de la pluralidad. De las innumerables posibilidades ofensivas y que alcanza la excelencia defensiva. De la calidad y de la cantidad de piezas disponibles. De la excelencia en el juego desarrollado de diversas maneras, para enamorar, aburrir o simplemente para cumplir su trabajo. Y todo ello solucionado por una simple ley natural y reduciéndolo una vez más a este deporte dentro de unos parámetros mentales.

El Baskonia tiene a su bestia negra en el equipo blanco madridista. Una manada que se siente insegura y amenazada cuando oye resonar los ritmos percusionistas. Una manada incómoda para plasmar su instinto más animal para solucionar los encuentros. Se sienten mejores pero también se sienten cuestionados. Y eso es bueno. Para crecer siempre es de agradecer tener a una referencia para compararte, y más si esta referencia es válida para ser campeona de Europa. Por lo que esta derrota debe servir para neutralizar sus debilidades, sobreponerse a ellas y aprender a no dejarse intimidar por esta simple propuesta singular. Dejen a los demás mortales entrenerse con el clásico de la bipolaridad y aprendan a ser campeones de Europa de baloncesto que es realmente a lo que debe estar destinado este equipo. Levántense y caminen que otra vez será.