Diario de un Copero. Episodio 4: Epílogo

Acabó la Copa del Rey, y la final deseada, la final del odio, y hasta la final huérfana se decidió con un equipo ganador conseguía autoritariamente el título. Una buena manera de ahuyentar fantasmas de la mente hacia Torrespaña.

Primero: Hablo de la final deseada, pues el enfrentamiento es el que mas vende. Sorpresa total al no emitirse la final en La Primera de TVE, relegada como siempre a La 2 mientras en TV-1 se emitía “España Directo”. Otra vez se deja clara la inversión autopublicitaria de la cadena con este deporte, a pesar de gozar de los derechos televisivos.

Segundo: También hablo de la final del odio, pues más allá de la rivalidad futbolística, llega a ser un enfrentamiento de entidades. Ya no se trata solo del que mejor juega al baloncesto, sino de establecer cual es más poderoso. Todo vale para ganar y echar a la cuneta al rival. Tanto da la trayectoria en la liga regular ACB, tanto da la trayectoria en las ligas europeas. Esto es un título diferente que se decide en un fin de semana largo. Y punto. El ganador se llevará todas las alabanzas, mientras que el perdedor se llevará las excusas típicas en sus grupos mediáticos.

Tercero: Y hablo de la final huérfana, pues ya no se trata de los equipos que mueven las masas como lo hacían antaño. El Winthertur Barcelona tiene una afición desmotivada por la trayectoria de partidos que llevan en esta temporada. En cambio, el Real Madrid la tenía el año pasado, pero en esta se habían crecido (y creído) para ganar ya un título deseadísimo debido a la larga sequía. Y esto provocó que de las 10.000 localidades del Martín Carpena tan solo se llenasen con unos 1.000 culés, y unos 2.500 madridistas. Los azulgrana se relegaban a los abonos entregados por el club, junto a algunos conseguidos en la reventa por las aficiones perdedoras del Akasvayu y Unicaja. En cambio, los blancos tuvieron los abonos entregados también por el club, pero “misteriosamente” llenaron desperdigados las tribunas bajas (aquellos abonos que, por cierto, se reserva la ACB para sus compromisos). 3.500 forofos en total, contra 6.500 que se lo miraban en semi-silencio, apoyando en jugadas concretas dependiendo de las simpatías de cada uno, pero nunca con cánticos ni gritos. No hubo ruido ensordecedor, no hubo presión del público. Sólo hubo el delirio de unos (pocos) aficionados que no se imaginaban ni por asomo un torneo como el que habían vivido, lo cual les ayudó a sonreír por primera vez en la temporada.

Unas anécdotas para finalizar el periplo malagueño:

· Patético el papel de Víctor Lavagnini (TV Catalunya) otra vez. En la finalización del Barcelona – Joventut, cuando la periodista de TVE estaba entrevistando a Navarro en medio de la pista, se le acercó por detrás y le dio una palmadita en el trasero. Y para el colmo, este desparpajo que tiene junto con sus compañeros para participar de la fiesta en el hotel de concentración, como si formasen parte del club.

· El desparpajo de Jordi Trias que, lleno de autoconfianza, hubo un momento de la final que Raül López reunió al equipo después de una falta personal para organizar el ataque, y el azulgrana se metió en la melé de 5 jugadores blancos a escuchar lo que decían, con el consiguiente enfado del base catalán, echándolo a empujones.

· Otra vez la afición baskonista, que en la presentación de los jugadores en la final, se levantaron y pusieron de espaldas, a modo de luto por no estar el TAU Cerámica entre ellos. Y también la alegría demostrada a modo de idolatración a su ex-entrenador, con gritos de “Dusko-Dusko” al final del partido. Ivanovic les devolvió el saludo efusivamente. Luego también saludó tímidamente a la grada azulgrana.

Y por último, agradecer al Capità Enciam su espacio en el blog para publicar estos comentarios, que a la vez se han escrito con voluntad de la mayor objetividad y amor al baloncesto posible. Un saludo a todos y hasta la Copa que viene.