Navarro contra Kaunas.

Fantástico partido el de ayer en Kaunas. Pabellón lleno, la grada entregada y unos jugadores que hicieron lo imposible por ganar al Barcelona. Un encuentro vistoso para el espectador, con una cuidada puesta en escena y que tuvo emoción hasta el último minuto. Un partido que midió a un serio equipo de baloncesto, el Zalgiris, frente a un equipo de individualidades, el Barça. Un partido importantísimo. El Barça ganó y se coloca 3-0, afrontando con tranquilidad los partidos frente a la Benetton en Treviso y los encuentros frente al CSKA. Ayer los moscovitas cayeron en su propio feudo frente al Pau Orthez, por lo que los barcelonistas lo tienen todo de cara para ser primeros de grupo. Al menos dependen de ellos mismos.

El partido de ayer fue intenso. Como todo partido que se juega en Kaunas, el rival debe ser consciente que no se puede relajar. La afición empuja, siendo totalmente respetuosa con el adversario. Intensa pero relajada. Lejos de las aficiones en Serbia, Grecia o Turquia. La afición lituana podría decirse que es la más elegante de Europa. Y ayer lo demostraron al aceptar una falta antideportiva sobre Juan Carlos Navarro en el último minuto que sentenciaba el choque.

El Barça ganó ayer un partido por la mentalidad. El de ayer no era para mentes blandas e influenciables. El de ayer era un partido de casta y de sobreponerse a las dificultades. Por eso pese a mandar en el marcador, los lituanos se acercaron hasta el 42-43 de la primera mitad. Malos no eran y el Barça no era precisamente imparable. Eran dos equipos muy igualados y ganó el que mejores piezas dispone. Ayer ganaron el talento y la mentalidad. Y lo hicieron en un recinto complicado y donde se complican la vida muchos equipos grandes.

Una de las curiosidades que despertaba el partido era saber que perla lituana haría un excelente partido. El Zalgiris, como bien conocimos ayer, es una importante fábrica de talentos, y ayer a la audiencia catalana nos mostraron no a una perla si no a dos. Jonas Maciulis y Paulius Jankunas. 21 y 22 años respectivamente. Talento puro. El primero, un alero interesante, ayer hizo 19 puntos, 3 triples de 7 intentos y 8 rebotes. El segundo, 12 puntos y 7 rebotes.

El rebote ayer volvió a ser la asignatura pendiente del Barça. El Zalgiris capturó 15 rebotes ofensivos. En parte porque efectuaron más lanzamientos exteriores, 29 intentos y 8 aciertos desde los 6.25. Tanto lanzamiento vino provocado por el bosque plantado por Ivanovic. Kasun por un lado Trias por otro, y tres más por delante. Esto hizo imposible que el Zalgiris entrara por la pintura, y posibilitó por otra parte una protección hacia Kasun. La diferencia entre otros partidos en las que el croata hacia faltas es que antes lo dejaban vendido y ahora lo protegen de las faltas que le puedan forzar.

Ofensivamente queda mucho por pulir. Si bien el Zalgiris mostró un abanico muy amplio de posibilidades en ataque. Bien por Popovic, Maciulis, Jankunas, Mottola o Tanoka Beard. El Barça únicamente sobrevive del talento de Navarro. Cuando se tiene calidad suficiente para no depender de ello. Ayer, sí, es cierto que anotó 31 puntos. Pero deja mucho que desear que a todo un Barcelona sólo focalicen la defensa en dos jugadores, en el mismo Navarro y Kasun. Los dos únicos que tiraron tiros libres. El Barça no mejorará sistemáticamente hasta el día que Navarro pase desapercibido. Como ante la Benetton, curiosamente el mejor partido de la temporada. Principalmente, porque depender de un sólo jugador disfrutando de piezas de indudable calidad provoca una mala asignación de los recursos. Ayer se ganó, pero porque salió todo como se esperaba. Aunque no es de menos reconocer que el Zalgiris nos planteó serias dudas, y maravillaron por su juego colectivo. El baloncesto es un juego de equipo, y para ganar en Europa se tiene que jugar como tal. Al menos que lo intenten.