Broncazo en el Palau

Ayer se trató el recital al que nos tiene acostumbrados el TAU, cuando quizás lo noticiable fue la derrota del Barça en el Palau frente al Bruesa de San Sebastián. Existen diversos calificativos para definir la derrota de ayer, o bien la victoria del Bruesa, incluso existen diversos objetivos a enfocar por este ridículo en el Palau. Ante media entrada, 3.900 espectadores, el Barça ofreció dos caras, la del rodillo en el primer cuarto, y la de brocha gorda, en los siguientes. Dos maneras de entender la pintura en este equipo, la contundencia con la fragilidad, sin saber ni conocer los motivos de este debacle, ¿son los peones o quizás el capataz de la obra?.

El aficionado o abonado, hasta día de ayer, estaba más o menos conforme con la evolución del equipo. Pudo asimilar el menosprecio del Barça a la Lliga Catalana, el ridículo en la Supercopa y la trayectoria más que dubitativa de principios de la liga regular. Incluso pudo disfrutar la buena senda en la Euroliga, y las victorias ante Pamesa, Polaris,Akasvayu o la Benetton, cuando se trataba de simple maquillaje. Basta un tortazo para que el maquillaje se difuminara y percibieramos una vez más las tuberias corrosionadas. Bastó una derrota como la de ayer para certificar que el equipo de la excelencia continúa la mediocridad de la temporada pasada.

La derrota de ayer, tácticamente no se puede explicar pero un marcador tan ajustado sí. El Bruesa es un equipo complicado, baja calidad individual pero es el equipo que menos puntos encaja. Aunque también es el que menos anota. Lo definí en su día del baloncesto más primitivo de la competición. Y ayer se confirmó. Mucha intensidad defensiva, pocas facilidades al equipo contrario y que si se pierde que sea por la calidad individual del contrincante. El destello genial. Ayer la genialidad correspondía Juan Carlos Navarro, que por fin se decidió a lanzar un triple decisivo en el último segundo. Y lo falló. Ahí se basó la distancia entre la victoria y la derrota del día de ayer. Como contra el Polaris en Murcia. Un destello individual para vencer al primitivismo. Tal como querían los donostiarras.

El partido pintaba excelentemente bien. Un parcial de 28-14 auguraba una victoria por más de veinte puntos como normalmente nos tiene acostumbrados Ivanovic. ¿Qué pudo fallar para acabar sucumbiendo por 65-67? Personalmente creo que la fatiga y la escasa mentalidad provocada por una diferencia tan abultada. El Barça como todo equipo de Euroliga tiene dificultades para jugar partidos cada tres días. A pesar de haber jugado en el Palau. Tratamos de baloncesto de competición que generalmente se caracteriza por la intensidad de cada choque. El jueves ya se vió contra el Eldo Napoli que hasta el último cuarto el Barça no decidió. Ayer por la fatiga el Barça no finiquitó el choque como debería, y la derrota se produció.

Del choque de ayer, resultado al margen, destacar la actitud reaccionaria del entorno, aficionados y prensa, que unidos han decidido cuestionar el mismo día a un entrenador que continúa apelando al corazón como motor de las derrotas. Bronca en el Palau que resuenan en las columnas diarias de hoy. Tímidas reacciones si las compararamos con las que se producirían esta semana si pierden contra el Madrid. Juan Mora ya ha vuelto a mostrar la bufanda del forofismo de barra de bar en su columna de hoy. De hecho en el AS ya no hablan del Barça sino del equipo del patrocinador. Dice que nos meterán 100 puntos.El clásico ya se calienta...



Foto: En portada, Kasun e Ivanovic, poco acertados en el día de ayer...