Fue bonito mientras duró

Y terrible como acabó. Los donostiarras están de luto, una temporada para olvidar y que puede tener como consecuencias en sus equipos de élite en el fútbol y en el baloncesto. Ayer se consumó el descenso del Gipuzkoa Basket de San Sebastián. A tres jornadas del fin de la liga regular y frente a un rival directo como era el Vive Menorca, otrora La Salle. Vuelven a la liga LEB después de un año muy duro compitiendo en lo más alto. Se van para volver.

Volverán si aprovechan el aprendizaje en el más alto nivel. El Gipuzkoa Basket presenta muchos motivos para ser una plaza interesante en el baloncesto nacional y de importancia capital en el deporte vasco, tanto de base como de élite. A favor de ello es que tienen un modelo deportivo muy definido, aún precario pero que sin duda debe evolucionar. Una combinación de jugadores vascos, o navarros, con extranjeros de nivel ACB. Son ya realidad Ricardo Uriz, Jon Santamaria y Txemi Urtasun. Quizás sea Urtasun el que tenga más opciones de mantenerse en la élite, y sólo porque haya salido uno ya puede valer la pena la aventura de este equipo en la mejor liga de Europa. A todo esto, añadir, pese a los apenas seis años de la fundación de la institución,cuentan con una importante estructura para congregar a 10.000 espectadores, cierto es que se trata de una plaza de toros, pero ya quisieran por ejemplo el Barça, o el Akasvayu, acoger a tal cantidad en los encuentros. En esta materia desde Illumbe nos han dado una lección de convocatoria.

El proyecto donostiarra presentaba buenos ingredientes, aunque sólo dos aspectos han convertido que esta exitosa receta al final se volviera agria: la experiencia y el método de cocción, o sea el estilo de juego. Para disputar la ACB necesitas tener un rendimiento físico notable, y en eso el Bruesa cumplió, pero también necesitas ofrecer una propuesta de juego atractica. Y en eso en Donostia no se ha podido dislumbrar. Siendo un proyecto joven como el donostiarra llegar a estas alturas ha sido un exito, y todo gracias a una propuesta más primitiva. Quizás jugando a algo más cercano al baloncesto les hubiera llevado a la LEB en la primera vuelta, pero lo que es seguro es que en la ACB se prima sobretodo jugar al baloncesto con mayor talento. Quién no tiene talento repartido, a pesar de contar con un plantel equilibrado y coherente no puede aspirar a repetir una temporada más. Por eso con Martin Rancik, Andy Panko y Javi Salgado, el Lagun Aro Bilbao se mantuvo la temporada pasada en la ACB y por eso el Leche Rio Breogan, pese a tener al talentoso ambidiestro Pete Mickeal sólo ganó 11 partidos.

Yo estoy seguro que volverán, y lo harán para quedarse. Cinco años de trayectoria, una masa social entregada y una estructura de alto nivel les avalan para afrontar de nuevo la liga LEB. El descenso para San Sebastián será un paso atrás para afrontar dos al frente en el futuro. Y dos pasos en la Liga ACB ya son una ventaja para proyectos en declive en esta liga o nuevas propuestas que busquen consolidarse. Sólo es cuestión de asimilar todo lo aprendido.


Foto: En portada, Miguel Santos,presidente del Gipuzkoa Basket, abrazándose a Jon Santamaria cuando se produjo el ascenso contra el CAI Zaragoza la temporada pasada.