Bienvenidos al infierno griego

La temporada comienza a ponerse seria, si la semana pasada el Maccabi-TAU fue el choque estelar, esta tarde el Panathinaikos frente al Barça promete ser espectacular. Dos candidatos para la Final Four frente a frente y en su mejor estado de forma, uno con una trayectoria muy regular, otro siendo campeón de la Copa del Rey y fortalecido con los últimos triunfos. Un choque igualado tanto en la pista como en el banquillo, con uno de los reyes de Europa, Obradovic, frente a un entrenador que se consolida en la aristocracia, Dusko Ivanovic. Duelo balcánico en los banquillos y competitivo en la pista. Todo ello en el verdadero santuario del baloncesto no solo europeo sino mundial. La Pista. El paradigma del infierno griego. Bienvenidos a OAKA.

Quizás lo más negativo de este partido es que coincida con la celebración de los rituales laicos en los estadios de fútbol de la Vieja Europa. Por ello ha pasado desapercibido este fabuloso encuentro, y por ese motivo muchos no lo podremos ver en directo. Coincidir con el deporte rey es una condena rigurosa para este hermoso deporte. Quiénes lo puedan ver podrán ver la mejor puesta en escena en el baloncesto europeo, en un lugar dónde el baloncesto se entiende y se comprende también como una religión pagana, en un espacio donde se congregan 20.000 fieles hasta las últimas consecuencias gritando contra el último ídolo de esa hinchada. Jaka Lakovic.

Gracias a que las miradas se focalizarán en el genial base esloveno el equipo pasará totalmente desapercibido. Lakovic asumirá toda la presión ambiental que se genere en el pabellón cumpliendo su sentencia por la consumada traición de hace unos meses abandonando por la puerta de atrás al equipo del trébol. Un equipo que pondrá toda la carne en el asador. Dos bases, Diamantidis en la dirección alternándose con Tony Delk y Hatzibretas con Milos Vujanic. Eso es inámovible. A esto hay que añadir el perímetro con Siskaukas o Becirovic para romper la jaula de Ivanovic o bien de Dusan Sakota, 20 años, para hacer un partido más físico.

Pero lo mejor que tiene Panathinaikos no es sólo el perímetro, sino los hombres altos que disponen, todos de muchísima calidad. Dejan Tomasevic, Dimos Dikoudis, Robertas Javtokas, Mike Batiste y Tsartsaris para contrarrestar el bosque que pudiera plantar el Barça en el inicio del partido. Es el rival necesario para calibrar las opciones del Barça. Para descubrir si hay contenido para tantos elogios o simplemente es humo lo que nos venden. No en vano es un equipo que pierde pocos balones, que recupera una barbaridad, aproximadamente 11 por encuentro, captura muchos rebotes, 33 por encuentro y 11 de ellos ofensivos, alterna muy bien sus lanzamientos, en especial el lanzamiento exterior con Diamantidis, Siskaukas y Hatzibretas, que anotan casi 5 de cada 10 lanzamientos desde la línea de 6,25. Tienen alternativas en el exterior con Delk, Becirovic y Vujanic. Sí, sí, el ex del Barça.

Todos los hombres son extremadamente importantes y se siente partícipes del proyecto. 12 jugadores que permanecen en pista alrededor de 19 minutos. El que menos juga 13, casi tanto como el base suplente del Barça, Ukic. A parte de estos jugadores hay que añadir a tres más, Albertis, Papanikolau y Xanthopoulos, que tienen sus partidos y sus respectivas oportunidades. Panathinaikos tiene la plantilla más profunda de Europa en estos momentos y por consiguiente el rival más duro al que te puedas enfrentar. Si hay que destacar a tres hombres, habría que estar atentos a Diamantidis, el jefe; Siskaukas, el Basile del PAO; y a Tsartsaris, el Kakiouzis de Obradovic. Pero son 12 en la pista y 20.000 en las gradas contra 10 del Barça. Sangre, sudor y lágrimas para el partido de hoy, del que habría que esperar una buena imagen, demostrar carácter y evitar una derrota por más de 5 puntos. Si se pierde por más de 10 puntos el primer puesto ya estará visto para sentencia. Grimau y Basile se me antojan imprescindibles para no salir trasquilados de Grecia, por lo que podríamos decir que sucederán dos cosas, o bien el Barça demuestra carácter o bien se verá obligado a perder la inocencia.