Aquellos maravillosos años

Leo la entrevista de El Mundo Deportivo a José Luís Llorente, el presidente de la Asociación de Baloncestistas Españoles ABP, el sindicalista, seguramente la única persona crítica en tiempos de bonanza de la Liga ACB, cuando desfilaban los mejores jugadores europeos, y quizás los mejores jugadores americanos en nuestro continente, tiempos donde jugaban en estos últimos años Nocioni, Oberto, Fucka, Gurovic, Bodiroga, Jasikevicius, Djordjevic, Macijauskas, Karnisovas o en los años 90 Arlauckas, Sabonis, Marcelo Nicola, Kurtinaitis, ¿qué ha cambiado?

Ya no es sólo el liderazgo de Pau Gasol en una franquícia NBA lo que está empezando a cuestionar el sistema europeo, quizás ha influido su decisión cuando entró en el draft, fue un punto de partida, pero reflexionando sobre ello es quizás una consecuencia de algo más profundo y que quizás se ha descuidado por parte de los dirigentes, la identidad de nuestro baloncesto.

La identidad es el hecho diferencial que nos hace distinta a la NBA, desde nuestras propias normas, a los sistemas defensivos, hasta llegar a la identificación de las propias aficiones, y son estas últimas las más perjudicadas de este cambio, motivos han habido muchos, y muy distintos precisamente del otro deporte de masas, el fútbol.

El éxito del fútbol como símbolo en la sociedad de masas radica en dos aspectos, la difusión del evento y la consolidación de los jugadores como símbolos y banderas del club donde jugaban, con ello el fútbol rivalizaba en cuotas de popularidad con otros eventos de masas como la música y el cine. Estas dos características también residían en el baloncesto de los años 80 y 90, baloncesto televisado, importancia en la competición doméstica y situada la competición europea en la lejanía, aunque ambicionando conquistar el éxito algún día.

El fútbol hoy día no es sólo el deporte rey, sino que se ha transformado en un evento global, manteniendo su cuota de popularidad a través de un respeto hacia el aficionado de pérfil más bajo, que es el que sustenta el sístema, y que precisamente no han sabido mantener los dirigentes del baloncesto, bien a través de ceder la difusión a medios de pago por suscripción, o bien a través del mercadeo de las banderas de los equipos, casos como el de Djordjevic o como Bodiroga ejerciendo el puente aéreo, han hecho mucho daño al aficionado del baloncesto en España y que han contribuido a perder nuestro hecho diferencial e insertar algo más frio que caracteriza a la NBA, la temporalidad de los símbolos deportivos.

Citas:

La Entrevista en Mundo Deportivo:

http://www.elmundodeportivo.es/20060703/NOTICIA223635969.html